¿Qué es el revisionismo histórico?
No toda revisión histórica es negativa. La historia debe ser reinterpretada críticamente con base en nuevas evidencias o contextos. Pero el revisionismo histórico, cuando sirve a intereses ideológicos ajenos a la verdad, se convierte en una herramienta política de la burguesía para moldear la conciencia de las masas.
En las últimas décadas, el revisionismo ha actuado como instrumento ideológico del bloque capitalista occidental para despolitizar la historia del siglo XX. Su objetivo es claro: borrar el papel de la clase obrera, criminalizar el comunismo y presentar al capitalismo como garante de la “libertad” y la “democracia”.
La despolitización del Día de la Victoria
Durante la Guerra Fría y más aún tras la caída de la URSS, el relato dominante ha sido adulterado. Hoy se enseñan versiones “equilibradas” que colocan en el mismo nivel la participación de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética, cuando en realidad el 80% de las bajas militares alemanas se produjeron en el Frente Oriental.
Peor aún, organismos como el Parlamento Europeo han equiparado nazismo y comunismo en resoluciones vergonzosas que lavan la cara al fascismo al tiempo que criminalizan el antifascismo socialista. En esta narrativa, el Ejército Rojo no liberó Europa del fascismo, sino que “la invadió”.
Hollywood contribuye con una estética donde la victoria sobre los nazis es protagonizada por soldados estadounidenses, borrando por completo a los partisanos, a la resistencia comunista y al heroísmo del pueblo soviético. Es la cultura puesta al servicio del capital.
La URSS: hechos irrefutables
Frente a las mentiras, los datos:
- Más de 27 millones de soviéticos muertos, entre militares y civiles.
- La Batalla de Stalingrado, considerada el punto de inflexión de la guerra.
- La toma de Berlín por el Ejército Rojo el 2 de mayo de 1945, sellando la derrota nazi.
- La liberación de campos de concentración por soldados soviéticos, como Auschwitz.
Estos hechos no son simples estadísticas. Son expresiones de una lucha heroica protagonizada por campesinos, obreros, mujeres y jóvenes formados bajo el socialismo. Fue el pueblo trabajador quien venció al fascismo.
La historia como campo de batalla de clases
La historia no es neutra. Es un campo de lucha ideológica. Quien controla el relato del pasado, modela las posibilidades del futuro. Por eso los enemigos del socialismo necesitan borrar el rol del comunismo en la derrota del nazismo: porque saben que ese ejemplo aún inspira.
El fascismo no es un accidente. Es la forma terrorista del poder capitalista en crisis. Por eso, la lucha contra el fascismo no puede desligarse de la lucha contra el sistema que lo engendra. No basta con declarar que “el nazismo es malo”. Hay que entender por qué existió, a quién sirvió y quién lo derrotó.
Como decía Karl Marx:
“La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.” (Libro: El 18 brumario de Luis Bonaparte)
Solo con memoria activa podremos romper esas cadenas.
Reivindicar la victoria, reivindicar al comunismo
Hoy, más que nunca, es urgente reivindicar el 9 de mayo como lo que fue: la victoria del socialismo sobre el fascismo. No como una fecha nacionalista, ni como un mito vacío, sino como una jornada de memoria obrera y lucha internacionalista.
El proletariado no puede ceder su historia. La verdad sobre la Segunda Guerra Mundial no es un “detalle del pasado”, es una herramienta de lucha en el presente. En cada intento de reescribirla, hay una intención política: impedir que los pueblos del mundo recuerden que sí es posible vencer al capitalismo, cuando el pueblo está organizado y armado de conciencia.