Yeyé Santamaría. La historia nos absolverá 🇨🇺


Haydée Santamaría Cuadrado, conocida como Haydée Santamaría o "Yeyé", fue una valiente guerrillera y política cubana que desempeñó un papel significativo en la lucha revolucionaria de Cuba.

Desde su juventud, Haydée se unió a las juventudes del Partido Ortodoxo y comenzó a desafiar abiertamente la opresión del régimen. En La Habana, compartía un apartamento con su hermano Abel Santamaría, el cual se convirtió en un punto de encuentro para la juventud radical y revolucionaria de la época. Después del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, Haydée y Abel editaron periódicos clandestinos como "Son los Mismos" y "El Acusador", y llevaron a cabo una intensa labor de agitación política. Fue durante estos años que conoció a un joven revolucionario llamado Fidel Castro, cuyo destino se entrelazaría con el suyo.


El 26 de julio de 1953, Haydée participó en el audaz asalto al cuartel Moncada dirigido por Fidel Castro y otros miembros de las juventudes ortodoxas. Su papel crucial fue transportar armas a Santiago de Cuba para el ataque. Durante la acción, su misión consistía en tomar el Hospital Saturnino Lora para brindar atención médica a los heridos. Desafortunadamente, tras el fracaso de la acción, Haydée fue capturada y su hermano Abel, junto con su compañero sentimental Boris Luis Santa Coloma, fueron apresados y ejecutados.

Casi inmediatamente después de ser liberada, Haydée se involucró en la impresión y distribución del manifiesto "A Cuba que sufre", donde Fidel y sus compañeros de prisión manifestaron su inquebrantable determinación de continuar la lucha contra el régimen de Batista. Fue Haydée, junto con Lidia Castro y Melba Hernández, quien recopiló y organizó las notas que Fidel logró sacar de la prisión, escritas con zumo de limón. Estas notas se convirtieron en la base de su alegato en el juicio del Moncada, conocido como "La historia me absolverá" donde Fidel Castro rinde homenaje al gesto heroico de Santamaría:

«Nunca fue puesto en un lugar tan alto de heroísmo y dignidad el nombre de la mujer cubana»

 

 

En 1955, Haydée participó en la fundación del Movimiento 26 de Julio, una organización revolucionaria que jugaría un papel crucial en la lucha contra la dictadura de Batista. Desde la clandestinidad, desempeñó un papel decisivo en la reagrupación de las fuerzas revolucionarias para la lucha armada. Al año siguiente, fue una de las organizadoras de la insurrección del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba. Esta acción tenía como objetivo brindar apoyo a los guerrilleros que se preparaban para invadir Cuba a bordo del yate Granma.

Una vez que la lucha guerrillera se desató, Haydée se unió activamente a las acciones del Movimiento 26 de Julio tanto en las ciudades como en la Sierra Maestra. Fue en este momento que se formó el pelotón Mariana Grajales del Ejército Rebelde en 1958, compuesto exclusivamente por mujeres. Haydée, junto con sus compañeras revolucionarias, luchó valientemente por la liberación de Cuba. Posteriormente, fue enviada al exilio por Fidel Castro, designada como delegada del Movimiento 26 de Julio para aglutinar fuerzas en el exterior y adquirir armas para la causa revolucionaria.


Después de la huida de Batista y el triunfo de la Revolución Cubana, Haydée trabajó brevemente en el Ministerio de Educación. Sin embargo, su mayor contribución vendría cuando Fidel le confió la misión de fundar en 1959 una institución cultural de renombre internacional: la Casa de las Américas. Bajo su liderazgo, esta institución se convirtió en un símbolo para los intelectuales y críticos de todo el mundo, y recibió a algunos de los más prestigiosos intelectuales de la época.

Roque Dalton, Haydée Santamaría, Manuel Galich, Onelio Jorge Cardoso, entre otros

La vida de Haydée Santamaría estuvo marcada por su valentía, su compromiso con la justicia social y su lucha incansable por la libertad de Cuba. Su legado perdura hasta el día de hoy como un recordatorio de la fuerza y el coraje de las mujeres en la lucha revolucionaria.

 

Medalla Haydée Santamaría

Se otorga a colectivos y ciudadanos cubanos y extranjeros, que con una vida útil y una obra Intelectual de alta calidad a lo largo de años, hayan contribuido a hacer realidad los objetivos de la Casa de las Américas. Fue establecida por Decreto-Ley 110 del 13 de marzo de 1989. Puede ser otorgada con carácter póstumo. 

En total 66 personalidades han recibido la medalla, entre ellos, Gabriel García Márquez, Mario Benedetti, Augusto Roa Bastos, Daniel Viglietti, Margaret Randall, Chico Buarque, Roberto Matta, Alicia Alonso, Oswaldo Guayasamín y Silvio Rodríguez.


 

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