Contra el capital, violencia obrera. ☭

En el contexto del marxismo-leninismo, la historia de la lucha de clases nos enseña que el conflicto entre la burguesía y el proletariado no puede resolverse de manera pacífica. Desde los inicios del capitalismo, la clase dominante ha empleado todo tipo de violencia, tanto física como estructural, para mantener su hegemonía y perpetuar la explotación de los trabajadores. Ante este escenario, la violencia obrera se presenta no solo como una respuesta legítima, sino también como una vía necesaria para la liberación y la construcción de un nuevo orden social.


La violencia como motor histórico

Karl Marx, en su análisis del desarrollo histórico, identificó la violencia como la partera de la historia. Cada gran transformación social, desde la caída del feudalismo hasta las revoluciones burguesas, ha estado marcada por el uso de la fuerza para destruir las viejas estructuras y permitir la emergencia de nuevas relaciones de producción. En este sentido, la violencia obrera no es una aberración, sino una manifestación de la lucha de clases que, en última instancia, busca derrocar el poder de una minoría explotadora.

Lenin y la necesidad de la insurrección

Vladimir Lenin, líder de la Revolución Rusa y teórico marxista-leninista, argumentó que la burguesía jamás cederá el poder de manera voluntaria. Las instituciones del Estado burgués —policía, ejército, tribunales— están diseñadas para proteger los intereses del capital. Por lo tanto, la toma del poder por parte del proletariado requiere de una insurrección violenta que destruya el aparato estatal existente y permita la construcción de un nuevo Estado, el Estado socialista, que esté al servicio de la mayoría trabajadora.

Trabayador de Naval Xixón. 2009.


La violencia como autodefensa

Es fundamental entender que la violencia obrera no es una violencia gratuita o injustificada, sino que surge como una forma de autodefensa ante la opresión sistemática de la clase capitalista. Los obreros y campesinos, sometidos a condiciones inhumanas de trabajo y vida, son víctimas cotidianas de la violencia del sistema. Ya sea en forma de represión policial, hambre, explotación laboral o marginación social, esta violencia estructural busca perpetuar un sistema económico que beneficia a una pequeña élite a costa del sufrimiento de las masas.

Mineros asturianos. 2012.


El fin justifica los medios

Desde una perspectiva marxista-leninista, la moralidad de los actos se juzga en función de su contribución al avance del socialismo y la liberación del proletariado. La violencia revolucionaria, por tanto, no debe ser vista a través de una lente moral burguesa que condena cualquier acción que altere el "orden público". En lugar de eso, debe ser valorada por su capacidad para destruir el viejo orden y abrir paso a la construcción de una sociedad sin clases.

La violencia obrera no es solo una herramienta táctica, sino una expresión necesaria de la lucha de clases en su forma más aguda. Enfrentar al capital y sus defensores con la fuerza organizada del proletariado es una vía legítima y necesaria hacia la revolución. El objetivo final, sin embargo, no es la violencia en sí, sino la creación de una sociedad en la que la explotación del hombre por el hombre sea un recuerdo del pasado. Solo a través de la revolución, con todos los medios a su disposición, el proletariado podrá liberar a la humanidad del yugo del capital y construir un futuro verdaderamente socialista.

Hasta la victoria siempre.

Mujeres milicianas. Guerra civil española.

Yákov Zeldóvich: El Genio Soviético que Transformó la Ciencia

El 8 de marzo de 1914, en Minsk, Bielorrusia, nacía Yákov Borísovich Zeldóvich, un físico soviético cuya vida y legado dejaron una marca indeleble en la ciencia. Desde sus primeras exploraciones en la física hasta sus contribuciones cruciales en el desarrollo de armas nucleares y su influencia en la cosmología, Zeldóvich se destacó como uno de los científicos más versátiles y brillantes del siglo XX.



 

Primeros Años y Formación Académica

Zeldóvich creció en una familia judía bielorrusa en Minsk, pero se trasladó a San Petersburgo en 1914, donde su interés por la ciencia floreció. Desde joven, mostró un intelecto notable y una insaciable curiosidad, lo que le llevó a trabajar como ayudante de laboratorio en el Instituto de Física Química de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética en 1931, a la temprana edad de 17 años. Sus estudios en la Universidad Estatal de Leningrado y el Instituto Politécnico de Leningrado le brindaron una sólida base en física y matemáticas.

En 1936, Zeldóvich defendió una tesis innovadora sobre la adsorción y la catálisis en superficies heterogéneas, y en 1939, obtuvo su Doctorado en Ciencias con un trabajo fundamental sobre la oxidación del nitrógeno, descubriendo el mecanismo de Zeldóvich en fisicoquímica.


Un Pilar del Programa Soviético de Armas Nucleares

Zeldóvich jugó un papel crucial en el desarrollo del programa soviético de armas nucleares. Tras el descubrimiento de la fisión nuclear, trabajó junto a Igor Kurchatov y Yulii Khariton en la teoría de la cinética de las reacciones nucleares. Su trabajo sobre detonación y combustión nuclear resultó en la Teoría Zeldovich-von Neumann-Dohring (ZND), y sus cálculos fueron fundamentales para la primera prueba nuclear soviética en 1949. Posteriormente, fue clave en el desarrollo de la bomba de hidrógeno, trabajando junto a Andrei Sájarov.


Foto: Yákov Zeldóvich y Yuli Hariton.


Contribuciones a la Física de Partículas y la Astrofísica

En la década de 1950, Zeldóvich amplió su campo de estudio hacia la física de partículas, donde predijo la desintegración beta del mesón pi y contribuyó a la teoría de la catálisis del muón. Su trabajo en astrofísica y cosmología, iniciado en los años 60, revolucionó nuestra comprensión del universo. Fue uno de los primeros en sugerir que los discos de acreción alrededor de agujeros negros eran responsables de la radiación de los cuásares y, junto con Rashid Siunyáiev, predijo el efecto Siunyáiev-Zeldóvich en el fondo cósmico de microondas.


El Legado de Zeldóvich en la Cosmología y la Termodinámica de los Agujeros Negros

En el campo de la cosmología, Zeldóvich y su estudiante Alekséi Starobinski hicieron avances significativos en la teoría de la evaporación de los agujeros negros, influyendo en el desarrollo de la radiación de Hawking. Sus trabajos pioneros en la termodinámica de los agujeros negros ayudaron a establecer la relación entre la temperatura, la entropía y el horizonte de sucesos.



Reconocimientos y Legado

Zeldóvich recibió numerosos premios y distinciones, incluyendo la Medalla Kurchátov, la Medalla Bruce y la Medalla de Oro de la Royal Astronomical Society. Fue nombrado Héroe del Trabajo Socialista en tres ocasiones y recibió el Premio Lenin, así como órdenes de Lenin y de la Bandera Roja del Trabajo. En 2001, un asteroide fue bautizado en su honor, el (11438) Zeldovich.

Yákov Zeldóvich no solo dejó un legado monumental en la física y la cosmología, sino que también es recordado por su asombrosa capacidad de pensar más allá de los límites establecidos. Su vida es un testimonio del poder del intelecto y la dedicación, y su influencia sigue resonando en la ciencia moderna.